Dibujaba el tiempo mientras dormía
En cada siesta se olvidaba un poco
Recordaba distinto
Insistía
Se anegaba de sueño el tiempo
Y en cada siesta el pasado se le arrimaba cantando
olvidada la letra
con un tango a medias
lleno de agujeros
Si alguien pasaba y decía
– con una levedad que ni Kundera –
“duerme todo el tiempo”
Sartre le rebautizaba el “spleen”
de una agonía de modorra
sin pesadilla
puro estanque de horas sin movimiento
Que ni los relojes tienen ya sonido
ni puede sorber las horas en las campanadas
Y tanto dibujar de ojos cerrados
Creían que dormía
Él pasaba como Proust
buscando un tiempo
entre polillas secas
Y pasaban los días
entre las manos cruzadas
los pies derechos
sin paisaje del afuera
solo
adentro
Que no hay horas
ni días
ni meses
Ya se fue
lejos
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