Hoy por hoy, no hace falta decirlo, la campaña electoral está cobrando más velocidad: recorridas barriales, departamentales, nacionales, reuniones, actos, discursos y,sobre todo, promesas: lo que puede ocurrir en el futuro de los uruguayos si ganan unos u otros.
Una mirada desde la educación y la comunicación nos permite hacer un llamado a los políticos de todos los partidos para trabajar por el bien público y la educación cívica o ciudadana, como quieran llamarle, en procura de informar sobre algunos aspectos y por todos los medios posibles, a la población. La idea central de este artículo refiere a qué debe saber todo ciudadano votante en cuanto a las formalidades en el momento del sufragio y la importancia del voto para la Democracia. La anécdota siguiente ilustra rápidamente el eje de esta columna.
En las elecciones pasadas una persona cercana a mí relataba lo siguiente: al ingresar al cuarto secreto a ensobrar su voto, se encuentra con que solo hay listas de un partido. Preocupada porque debe cumplir con la acción de votar toma al azar, una de las listas y la coloca en el sobre. Lo cierra y luego termina con su obligación de sufragar.
Entonces le pregunto por qué puso cualquier lista en el sobre y si era del partido que ella prefería. Me dijo que le parecía que no pero como le habían dicho que tenía que votar porque si no le ponían una multa, puso una lista en el sobre.
El caso es real. De esta breve situación podríamos hacer varias lecturas. Solo tomemos algunas:
Una mirada desde la educación y la comunicación nos permite hacer un llamado a los políticos de todos los partidos para trabajar por el bien público y la educación cívica o ciudadana, como quieran llamarle, en procura de informar sobre algunos aspectos y por todos los medios posibles, a la población. La idea central de este artículo refiere a qué debe saber todo ciudadano votante en cuanto a las formalidades en el momento del sufragio y la importancia del voto para la Democracia. La anécdota siguiente ilustra rápidamente el eje de esta columna.
En las elecciones pasadas una persona cercana a mí relataba lo siguiente: al ingresar al cuarto secreto a ensobrar su voto, se encuentra con que solo hay listas de un partido. Preocupada porque debe cumplir con la acción de votar toma al azar, una de las listas y la coloca en el sobre. Lo cierra y luego termina con su obligación de sufragar.
Entonces le pregunto por qué puso cualquier lista en el sobre y si era del partido que ella prefería. Me dijo que le parecía que no pero como le habían dicho que tenía que votar porque si no le ponían una multa, puso una lista en el sobre.
El caso es real. De esta breve situación podríamos hacer varias lecturas. Solo tomemos algunas:
- Es seguro que la persona sabe que el voto es obligatorio para esa instancia y cuál es el local al que debe concurrir.
- Tiene la documentación necesaria
- Formalmente conoce los pasos a seguir para accionar en el cuarto secreto
- Cree que obligatoriamente debe poner una lista en el sobre de votación
- No encuentra la lista, el partido o el líder al que hubiera querido votar entonces toma una cualquiera entre las que hay en el cuarto secreto
- No quiere que “le pongan multa” y cumple sin dudar lo que supone que es “votar”
Por ahora, y para no perdernos del asunto principal, tomemos un tiempo para reflexionar al respecto. La pregunta que surge es cuántas personas actuarán de la misma forma.
Parafraseando a don José Pedro Varela podríamos decir que si el voto es obligatorio, la educación cívico-ciudadana también ha de serlo . Invito a leer algunos breves extractos del libro “La educación del Pueblo” publicados en 1874 en nuestra tierra oriental, transcriptos al final de esta columna.
¿Por qué tomamos esta idea?
Los políticos de todos los partidos, hoy por hoy, se entregan de lleno a su tarea en la carrera electoral. Por su parte, el Gobierno trata de demostrar cuán bien ha hecho su trabajo. Parecería que todos los protagonistas centrales y laterales de la campaña electoral están pensando en generar prestigio y afianzarse en la carrera por sumar votos. Es lícito. Está dentro de lo esperado, dentro de una Democracia real y plena.
Por otra parte todos proclaman que se debe votar a conciencia por un futuro mejor para todos.
Lo que no se ve, por el momento, es que se ponga énfasis en cómo se debe votar. Este punto me recuerda a otros en los que “se supone” que el ciudadano sabe. Pero, ¿sabe? ¿Conoce las formalidades de la votación? Parece una tontería pero no lo es. Es parte importante de la formación para ser un ciudadano advertido de sus deberes y también de sus derechos.
No alcanza con que los delegados de cada partido recorran incansablemente todos los distritos de votación, no dan abasto y a veces no son suficientes. Los partidos que no tienen delegados honorarios y tampoco pueden pagar por la tarea son los que deberían estar más preocupados.
Los votantes,
¿saben qué hacer si la lista que van a votar no se encuentra en el cuarto secreto?
¿saben que pueden no poner nada en el sobre de votación si no están de acuerdo con ningún partido?
¿saben qué significa votar anulado y votar en blanco?
¿saben a dónde van a parar esos votos en blanco o los anulados?
¿saben que pueden no “obedecer” a quien les dice qué votar o les pone una lista en las manos?
¿saben que si están en pleno uso de sus facultades físicas y mentales y no precisan ayuda de ningún tipo, no deben permitir que ningún extraño los acompañe en el cuarto de votación?
¿saben realmente el valor del voto secreto y qué y a quiénes respalda ese secreto?
¿podría reconocer listas falsas o de otras épocas si las ve en el cuarto secreto?
Solo hace falta una campaña simple, clara, sencilla, que muestre en todos los medios de comunicación cuáles son los pasos que debe seguir un ciudadano previamente y en el momento de votar, que sepa sus derechos y sus deberes, que conozca qué garantías puede y debe exigir.
Estas son solamente algunas de las formalidades de las que pocas veces se habla. Se conversa, sí en entrevistas radiales, televisivas o en mensajes en las redes. Creo, sin embargo, que no es suficiente. En estos puntos se debe insistir hay que en derechos y deberes cívicos.
La información y la formación ciudadana son una parte importante, fundamental, para un país con cultura republicana y democrática.Fragmentos transcriptos del Capítulo VIII – “La educación en la democracia” de “La Educación del Pueblo” – José Pedro Varela – Año 1874 1
1 http://bibliotecadigital.bibna.gub.uy:8080/jspui/handle/123456789/1130
“La extensión del sufragio a todos los ciudadanos exige, como consecuencia forzosa, la educación difundida a todos: ya que sin ella el hombre no tiene conciencia de sus actos, necesaria para obrar razonadamente”
“El sufragio universal supone la conciencia universal, y la conciencia universal supone y exige educación universal. Sin ella la república desaparece, la democracia se hace imposible y las oligarquías, disfrazadas con el atavío y el título de república disponen a su antojo del destino de los pueblos y esterilizan las fuerzas vivas y portentosas que todas la naciones tienen en sí mismas”
“Para establecer la república, lo primero es formar los republicanos; para crear el gobierno del pueblo, lo primero es despertar, llamar a vida activa, al pueblo mismo: para hacer que la opinión pública sea soberana, lo primero es formar la opinión pública; y todas las grandes necesidades de la democracia, todas las exigencias de la república, solo tienen un medio posible de realización: educar, educar, siempre educar. Educación exige el voto consciente que se deposita en las urnas electorales, para saber apreciar, por juicio propio y razonado el orden de ideas políticas,
económicas o sociales a que se quiere servir;…”
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